Ser navaja suiza

Diferenciarse a partir del conocimiento, utilidad y experiencia.

La navaja suiza es –sin duda– un auténtico ícono; atemporal e indispensable, la navaja suiza es un objeto de culto para grandes y jóvenes, para aventureros cotidianos y exploradores. Pero, sobre todo, es el ícono por excelencia de la utilidad y la capacidad de asombro.

Y sí, eso todos lo sabemos. Porque en algún momento hemos tenido una en nuestras manos, haciendo uso de su capacidad de adaptación y fortaleza para resolver problemas de diferentes maneras.

Para mí, es también el reflejo de una frase que escuché de una persona (que considero un referente en mi carrera como publicista y comunicador) a la hora que me presentó en una reunión, cuando dijo:

Óscar hace esto y hace lo otro, y también eso otro, bueno, es como una navaja suiza.

(Gracias Mau G.)

Y no, no es por echarme flores y decir si soy bueno o no en lo que hago y he aprendido en la vida; más bien me hizo pensar en mis capacidades, analizarlas, aprender a diferenciarlas y emplearlas de una manera cada vez más efectiva y adaptativa a los entornos, como efectivamente me presentaron ese día. Sobre todo, me hizo investigar por qué a una persona le dicen eso como característica, especialmente porque ni yo mismo tenía esa percepción de mí.

Esto nace porque luego, con el pasar de los años, se ha convertido en una metáfora:

“Ser una verdadera navaja suiza”: esta expresión elogia a cualquier persona por su eficacia, su potencial o su capacidad de adaptación.

Entonces, esto me puso a reflexionar: ¿qué ha llevado a que alguien crea eso de mí? ¿Cuál ha sido mi ruta de formación? ¿Qué decisiones he tomado para tener esa cualidad desarrollada? Y es que, si bien es cierto que en mi rol profesional me toca ponerme diferentes sombreros, casi siempre ha sido así.

Actualmente, con mucho honor, llevo en mis espaldas la Vicepresidencia Creativa y Digital de unas de las agencias top en la región, y en la que me toca jugar diferentes funciones. Tomar decisiones e integrar áreas que posiblemente no son mi fuerte, pero de ahí el reto de activar esa característica adaptativa para encontrar una solución.

Es curioso porque, luego de entenderlo, he conocido a diferentes personas que han y continúan siendo mis mentores de desarrollo profesional, que tienen esa misma percepción: Adapt Or Die.

Pero entonces, ¿por qué las personas como profesionales en sus campos (en el mío hablo de la publicidad, el marketing y la comunicación) en muchas ocasiones no se adaptan? ¿No utilizan la capacidad de absorber conocimiento y utilizar para su propia gestión como una navaja suiza? ¿Por qué no toman esas herramientas que se les ponen en frente para aumentar su experiencia y su capacidad de desarrollo?

Es ahí cuando pienso, ¿es un skill del cuál solo nosotros somos responsables? ¿Necesitamos guías que nos ayuden a lograrlo o incluso identificarlo y alimentarlo? O, ¿es un tema 100% actitudinal?

Lo analizo aún más cuando mi rol intrínseco de enseñar y transferir se activa en modalidad: “hey, subamos el nivel, tomemos esta ruta de formación, aprendizaje y fortalecimiento de skills”

No sé si por inquieto, curioso y querer que las personas crezcan a cierto nivel, puedo llegar a creer que peco de que eso se muestre como una sumatoria de trabajo a lo que ya hacen– mientras que en mi mente lo veo como oportunidad. Acá es cuando podría decir que lo siento, pero la verdad no; y no es ego, es que entre más reflexiono sobre cómo las personas sí pueden ser una navaja suiza, diferenciándose por calidad, por ser atemporales, aún más útiles y, sobre todo, competitivas e indispensables para los que están a su alrededor, digo ¿por qué no?

Soy creyente, que en la competencia de la vida triunfan los que se diferencian y, al igual que una navaja suiza, son integrales.

Por eso, teniendo una carrera como creativo y estratega digital, podría haber sido un profesional estático en ese campo. Pero cuando veo el mar de oportunidades al aprender, digo ¿por qué no?

¿Por qué no aprendemos a dar soluciones de relaciones públicas, soluciones técnicas que no existen e inventarlas, soluciones complejas o muy simples; saber que el universo de datos es más denso que lo meramente superficial o el simple hecho de ser curioso investigar en tiempo real para brindar una respuesta? Esto cuando hablo de mi campo de comunicación, porque si me voy por lo que me apasiona -el mundo cafetero- y lo mucho que me ha enseñado a ser ingenioso ante cómo resolver falencias o problemas, podría escribir horas.

En fin, esto aplica para todo, para los abogados, ingenieros, administradores y arquitectos; no solo para lo que hago y lo que me rodea.

Me motiva saber que la vida es una sola. Nuestra capacidad de aprender y poner en práctica es corta en el tiempo, entonces, ¿por qué no ser una navaja suiza para los que me rodean?

En muchas ocasiones, esto nos enseña principalmente a adaptarnos y mostrar cuán valiosos somos; siendo esto mi invitación a intentar serlo, a despertar esa hambre de más, de comerse el mundo y de que cuando nos presenten sintamos ese orgullo de que nos digan:

Sos una navaja suiza.

Autor: Oscar Solano (Vicepresidente Creativo, Planning y Digital)

Share: